martes, 9 de junio de 2020

IGLESIA DE LA ASUNCIÓN DE CENTENERA. EL RENACIMIENTO EN LA AZULEJERÍA

La iglesia de La Asunción, en Centenera es un edificio de la segunda mitad del siglo XVI que muestra en su exterior una torre coronada de agudo chapitel y una sencilla construcción a base de sillarejo y sillar en las esquinas. El interior tiene tres naves separadas por columnas de fuste cilíndrico liso con capiteles toscanos. Las naves se cubren con sencillas armaduras de madera. Se perdió el retablo mayor, pero de esa época se conserva un buen zócalo rodeando el presbiterio y un magnífico tenebrario de madera de caoba de fina y cuidadosa talla con labores de taracea.
El zócalo del prebiterio está compuesto con azulejos planos según el estilo implantado a comienzos del siglo XVI por Francisco Niculoso Pisano (1504). Los azulejos del frontal presenta la modalidad llamada florón arabesco y está concebido como un "paño continuado" sobre la base de cuatro azulejos repetidos indefinidamente. El dibujo consiste en cuatro hojas de acanto, radiales, que parten de una estrella de ocho puntas. De cada punta sale la hoja ancha y carnosa en blanco y azul, realizada con trazos firmes y perfiles en degradación de color con el fin de dar volumen y profundidad a la composición. El extremo de la hoja se entrelaza en un círculo, que constituye, a su vez, el nudo de unión de otras cuatro piezas. El panel está enmarcado en las partes superior e inferior por una sarta de perlas con alíceres de dos caras iguales en las juntas, decorados con grecas en azul cobalto intenso.
El tipo decorativo sigue las novedades estéticas flamencas difundidas durante el reinado de Felipe II. Los grabados de Floris y Bos y las cerámicas de Guido Andries serán los introductores del nuevo estilo en España. Los primeros en utilizar este tipo decorativo fueron Frans Andries en Sevilla y Juan Flores en la Corte, quienes realizaron numerosos trabajos en los Palacios Reales. El sucesor del maestro Flores será, precisamente, Juan Fernandez, maestro azulejero de Felipe II y obrador de El Escorial, que recogerá toda la tradición de sus antecesores y la plasmará en el complejo escurialense. El zócalo del Monasterio se hará en poco tiempo famoso, y sus tipos decorativos serán repetidos en altares y zócalos de monasterios, iglesias y casas nobiliarias, como las iglesias de Talamanca, Mejorada, Santorcaz, la ermita de Nuestra Señora del Prado, el Monasterio de la Encarnación de Madrid y nuestra IGLESIA DE LA ASUNCIÓN DE CENTENERA.





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