sábado, 6 de mayo de 2017

Alfarería popular de la provincia de Guadalajara

La alfarería popular de basto es el conjunto de cacharros de barro donde se ha cocinado, donde se ha guardado el agua, el vino, la sal, el aceite, u otros elementos comestibles o bebibles. En definitiva, toda la utillería unida al uso común, a la cotidianeidad de las gentes de toda condición de la forma de vida tradicional.
 La alfarería de la provincia de Guadalajara era eminentemente utilitaria y funcional, sin que ello equivalga a la ausencia total de elementos decorativos, ni a a la falta absoluta de detalles de esmero, que evidencian el amor del artesano por su trabajo. Utilitaria debe ser entendida, pues como opuesta a decorativa, es decir, de uso diario, de constante desgaste que exige una reposición continua; y funcional, como el intento más sencillo y preciso de adaptación formal para desempeñar la función deseada. escaso
Caracteriza así mismo a la cerámica de Guadalajara su escaso desarrollo tecnológico. En lo que respecta al torno, existe un centro, Zarzuela de Jadraque, en el que , hasta los años sesenta del siglo XX, se usó un torno manual de tradición prerromana. En el resto de las localidades alfareras se utilizó el torno de pié.
También el tipo de horno se encuentra en similar estadio de tecnología. El más antiguo, caracterizado por la falta de cubierta, se utiliza en Zarzuela de Jadraque, Almonacid de Zorita y Sigüenza, siendo, cerrados los de Anguita, Cogolludo, Lupiana y Málaga del Fresno.
En resumen, podemos considerar como localidades, técnicamente más adelantadas, por orden de importancia, a Málaga del Fresno, Lupiana y Anguita. Los demás centros se encotrarían en un estadio intermedio, ocupando Zarzuela de Jadraque el escalón más bajo, aquel en que la tradición se mantiene sin el más mínimo cambio desde hace cientos de años.






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