La impresión es una de las formas más antiguas y lógicas de decorar la cerámica. Cualquier cosa que sea más dura que el barro deja una impresión en él. Superficies de gran variedad y riqueza se pueden obtener rápidamente mediante la aplicación de un objeto marcado sobre el barro fresco.
Sin embargo esta facilidad va en detrimento del proceso, permitiendo en muchos casos un exceso en la decoración: "el miedo al vacío".
Los materiales porosos son los mejores para elaborar sellos: el barro cocido, la madera, la escayola. el corcho, la goma, etc... Los metales y los plásticos requieren un barro más seco.
La consistencia ideal es un barro un poco más duro que el que se utiliza para el torno. Conviene controlar la presión del sello para no deformar la pieza, si es posible, se debe sujetar la pared o la plancha por el otro lado.
Son innumerables las cosas que se pueden utilizar en la impresión del barro. Algunas tal cual las encontramos en la naturaleza como piedras, trozos de ramas de los árboles o conchas de moluscos, uno de los más conocidos en la cerámica prehistórica el "cardium".
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